“Voy a entregar al país la lista de los mil 800 terroristas para que todos sepan exactamente vecinos de quién son y qué cosa están haciendo cada uno de los liberados. No podemos caer en la candidez de decir que se han transformado absolutamente y porque juraron sobre la Biblia ser demócratas, son realmente demócratas”.
Una cojuda propuesta, que pinta más como una cortina de humo que como un serio plan para derrotar de una vez al terrorismo, fue arrojada al ruedo político por el presidente García.
Honestamente estoy haciendo tanto hígado por la incapacidad de nuestras autoridades respecto del tema que mejor paso a detallarles el por qué me parece tan descabellada, oportunista e hipócrita la “genial” idea de dar a conocer la lista de los acusados por terrorismo liberados:
a) Si tanto le gusta a Alan las listas de potenciales terroristas, por qué no mejor publicar la lista de los narcotraficantes más buscados quienes son el principal soporte económico de los indeseables “narcoterrucos”.
b) Y que tal si además publicamos y hacemos de conocimiento de la población la lista de las 9,000 personas requisitoriadas por el delito de subversión, quienes con mayor certeza están inmersos en este lastre llamado terrorismo.
c) Así, nos evitamos futuras demandas ante la complaciente Corte de San José (que tanto apoyó los derechos humanos de los terroristas) por violentar derechos constitucionales, pues la “estupenda” idea de Alan discriminaría y dificultaría la reincorporación de los sentenciados al campo laboral empujándolos aún mas al terrorismo. Además, no olvidemos que la Policía y el Ministerio Público son los organismos constitucionalmente competentes para ver posibles reincidencias en delitos.
d) Por último, la dichosa publicación de la lista no afectaría en nada a los que sí han retomado las armas, pues se supone que los subversivos están en la clandestinidad.
Es hora señores (as) que demostremos a nuestras autoridades que en el Perú hay gente pensante, que si bien somos una minoría, tenemos la materia gris necesaria para darnos cuenta de cuando quieren literalmente "meternos el dedo" vendiéndonos ideas ineficaces y lesivas de derechos fundamentales para ocultar tristes ineptitudes como por ejemplo las del Ministro Alva Castro y Alan Wagner, intentando desviar nuestra valiosa atención.
Una cojuda propuesta, que pinta más como una cortina de humo que como un serio plan para derrotar de una vez al terrorismo, fue arrojada al ruedo político por el presidente García.
Honestamente estoy haciendo tanto hígado por la incapacidad de nuestras autoridades respecto del tema que mejor paso a detallarles el por qué me parece tan descabellada, oportunista e hipócrita la “genial” idea de dar a conocer la lista de los acusados por terrorismo liberados:
a) Si tanto le gusta a Alan las listas de potenciales terroristas, por qué no mejor publicar la lista de los narcotraficantes más buscados quienes son el principal soporte económico de los indeseables “narcoterrucos”.
b) Y que tal si además publicamos y hacemos de conocimiento de la población la lista de las 9,000 personas requisitoriadas por el delito de subversión, quienes con mayor certeza están inmersos en este lastre llamado terrorismo.
c) Así, nos evitamos futuras demandas ante la complaciente Corte de San José (que tanto apoyó los derechos humanos de los terroristas) por violentar derechos constitucionales, pues la “estupenda” idea de Alan discriminaría y dificultaría la reincorporación de los sentenciados al campo laboral empujándolos aún mas al terrorismo. Además, no olvidemos que la Policía y el Ministerio Público son los organismos constitucionalmente competentes para ver posibles reincidencias en delitos.
d) Por último, la dichosa publicación de la lista no afectaría en nada a los que sí han retomado las armas, pues se supone que los subversivos están en la clandestinidad.
Es hora señores (as) que demostremos a nuestras autoridades que en el Perú hay gente pensante, que si bien somos una minoría, tenemos la materia gris necesaria para darnos cuenta de cuando quieren literalmente "meternos el dedo" vendiéndonos ideas ineficaces y lesivas de derechos fundamentales para ocultar tristes ineptitudes como por ejemplo las del Ministro Alva Castro y Alan Wagner, intentando desviar nuestra valiosa atención.
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